Cuidado con celebrar algo, no vaya a ser que ofenda

 

Bueno, bueno, bueno… Hoy pensaba dejaros en paz y no daros la turra, de verdad, pero es que resulta que he quedado con un familiar que tiene dos enanos pequeñines y, en un arrebato de inocencia, se me ha ocurrido preguntarle qué le habían regalado ayer sus moquetes. Porque claro, el Día del Padre, ¿no? Esa fecha en la que los niños hacen manualidades imposibles que luego acaban en la guantera del coche hasta que el calor del verano las fusiona con el plástico.

Pues nada, mi gozo en un pozo. Me dice que nada. Cero. Niente. Ni una mísera tarjeta con un dibujo amorfo de un supuesto "papá" con tres dedos en cada mano y la cabeza flotando en el aire.

Ojiplática me quedo, pero intento razonar. "¿Cómo que nada? Pero si en el cole siempre hacen algo..."

"Sí, antes", me responde. "Ahora el Día del Padre ya no existe, ha pasado a llamarse ‘Día de la Persona Especial’".

¿Perdón?

Ah, claro, porque hay niños que no tienen padre, y la solución más lógica y razonable no es enseñarles que las familias pueden ser diversas y cada una tiene su historia… ¡No, hombre, no! Lo mejor es eliminar la festividad de un plumazo y rebautizarla para que nadie se ofenda. Así que ahora, en lugar de celebrar al padre, celebramos a "la persona especial", que puede ser el abuelo, la tía, el primo, la vecina del quinto, o el perro si te ha dado por ahí.

Y yo, que a veces soy masoca, pregunto: "Bueno, pero entonces, para esa ‘persona especial’… ¿hay regalo, no?" "Pues no." ¿CÓMO? O sea, te cargas el Día del Padre, lo conviertes en el Día de ‘Cualquiera Que Te Caiga Bien’… ¿y ni siquiera le das un regalo a ese alguien? Magnífico. Me encanta. Vaya forma de incluir a todo el mundo: "No te preocupes, hijo, como no tienes padre, en lugar de darte un día alternativo… ¡se lo quitamos a todos y listo!"

Pero ojo, que la cosa no termina aquí. Aún me quedaba una última duda lógica. "Bueno, y en mayo, el Día de la Madre, ¿qué pasa? ¿También es el Día de la Persona Especial 2.0 o cómo va ahora?" Respuesta: "No, el Día de la Madre sí se celebra. Y sí, hay regalito." Ah, vale, vale, vale, ok.

Así que si no tienes padre, todo el mundo se queda sin día. Pero si no tienes madre, mala suerte, apechuga chaval. Qué bonito, qué inspirador. Seguro que esto lo ha diseñado la misma mente brillante que cree que si un niño suspende matemáticas, la solución es prohibir las divisiones en vez de ayudarle a entenderlas y ponerle una carita sonriente para que no se frustre.

Pero no os preocupéis, que a este paso el Día de la Madre también tiene los días contados. En cuanto alguien se dé cuenta de la incoherencia, lo cambian por "Día del Ser Que Te Cuidó" y santas pascuas. Y, por supuesto, sin regalo, que aquí hemos venido a sufrir todos por igual.

Y no creo que sea la única fiesta en peligro. ¿Os habéis fijado en lo curioso que es que el Día del Padre se lo hayan cargado, pero las mega fiestas de Moros y Cristianos sigan ahí, tan panchas? ¡Ah, claro! Que esas tienen el caballito blanco de Interés Turístico Internacional desde 1980, y claro, si da dinero, la ofensa histórica se nos pasa un poquito. Pero no os confiéis, que ya veo venir el próximo titular:

"Moros y Cristianos pasará a llamarse ‘Fiesta de la Convivencia Cultural en la que los españoles oprimieron a los pobres hermanos musulmanes’".

¿Qué no? Mira el Día de la Hispanidad. Poco a poco, va acumulando más mala fama que los exámenes sorpresa. Que si genocidio, que si saqueo, que si opresión… Al final acabaremos celebrando el "Día de reflexión sobre las terribles acciones de nuestros sanguinarios antepasados”, mientras nos flagelamos con un cactus".

Y podría haber más, ya lo veo venir:

·       Navidad: Olvídate de la familia, eso da mucho gringe. ¿Belén? Demasiado religioso. ¿Papá Noel? Un icono del capitalismo. ¿Reyes Magos? Colonizadores con camellos explotados.

·       San Valentín: ¿y si estás soltero?, te lo recuerdan con la sutileza de un ladrillo en la cara. Así que fuera también, que me da la depre.

·       Carnaval: Antes una fiesta para reírse de todo y de todos, ahora un campo de minas donde cualquier disfraz puede ser "problemático". ¿Te disfrazas de vikingo? Apropiación cultural. ¿De pirata? Fomenta la delincuencia. Al final la única opción segura será ir disfrazado de pared blanca y aún así alguien te acusará de ser demasiado neutral.

·       San Juan: Antes, la noche de las hogueras, de saltar el fuego y quemar lo malo. Ahora, la noche en la que necesitas 20 permisos, un extintor y una declaración jurada de que no tienes intenciones piromaníacas.

·       Las verbenas de pueblo: antaño noches de desmadre y orquestas tocando "Paquito el Chocolatero" hasta el amanecer, ahora son analizadas por comisiones de ruido, reguladas con horarios estrictos y convertidas en eventos donde si te ríes demasiado alto, te denuncian por alterar el descanso vecinal y ojo a ver que canciones se te ocurre tocar.

Así que nada, sigamos en esta maravillosa cruzada donde cualquier cosa que huela a diversión, tradición o historia es sospechosa y potencialmente ofensiva. Eso sí, luego nos quejamos de que la gente solo quiere estar en casa viendo Netflix.

En fin, sigamos borrando tradiciones a este ritmo, que en unos años la única fiesta que quedará será ‘El Día de NO ofender a nadie’, celebrada en la más absoluta soledad para evitar molestar a alguien con nuestra mera existencia. Ahora, si me disculpáis, voy a celebrar el Día de la Persona Especial brindando con mi "bebida no especificada" por el "motivo no definido" mientras todavía nos dejan reírnos de esto.

¡Salud, mientras nos dejen!

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