El seminario, la misa, la mani y la madre que los parió a todos

El pasado 3 de diciembre nos dejó una escena que, si no fuera real, podría ser el argumento de una comedia de enredos: un seminario en el Congreso para abordar las necesidades de quienes han perdido todo tras la DANA. Acudieron los alcaldes, los representantes de sectores afectados, y hasta el apuntador. Pero, ¿quién faltó? Los diputados, claro está. Bueno, no todos: tres héroes anónimos se dignaron a aparecer. Es decir, un 0,85% del Congreso, para los amantes de las matemáticas. ¡Bravo, democracia!

Mientras tanto, los otros 347 estarían ocupadísimos, probablemente revisando los últimos memes sobre si Mazón es un inútil o si Pedro Sánchez domina el arte ninja de aparecer y desaparecer según le conviene. Lo más divertido es que, de los dos únicos artículos que he encontrado sobre el evento (RTVE y Levante), ni uno mencionó la vergonzosa asistencia de los diputados. ¿Por qué arriesgarse a señalar lo evidente? Total, ya se encargan Mazón y Pedro de entretenernos. Uno es el villano favorito de las izquierdas, el otro el héroe incomprendido de las derechas, y ambos compiten a ver quién parece más ocupado mientras no hacen nada útil.

 Pedro incluso se animó a anunciar su tercer paquete de medidas, mientras los damnificados todavía están buscando señales del primero. Pero no importa, porque él sale en la tele con su pose de rescatador supremo y nos deja con el soniquete de que está "haciendo mucho más que Mazón". Mientras tanto, los afectados por la DANA todavía están reconstruyendo sus casas con cinta americana y esperanza.

Y por si no fuera suficiente, tenemos la misa de esta tarde, el gran evento fotogénico donde todos quieren estar, pero nadie quiere acercarse de verdad. Porque, claro, es difícil posar compungido mientras tienes a la gente gritándote en la cara. Creo que va a ser una mezcla de acto solemne, desfile político y guerra de cámaras. Porque claro, ¿cómo no ir, si habrá prensa a montones? Pero, al mismo tiempo, ¿cómo ir, si los asistentes no son precisamente fans de los que tienen cargos? Ahí tenemos a los políticos en el dilema del siglo: jugar a la invisibilidad o salir a saludar. Pedro, por ejemplo, ya ha optado por la primera estrategia. “No puedo ir, lo siento mucho tengo una visita a las 5”, ha dicho, como quien esquiva la invitación a una boda incómoda. El motivo: no puede aguantar que lo abucheen esos ineptos que, ¡ojo!, no se han dado cuenta de que todo es culpa del inútil de Mazón. Pedro, que ha hecho “todo lo posible” se queda en casa. Pobrecito, cómo sufre, es un incomprendido.

Mientras tanto, el resto del elenco político busca un equilibrio perfecto entre "no me acerco mucho" y "mírame aquí, compungido, en tu pantalla". Porque claro, si no sales en las fotos, parece que no existes; pero si te ven demasiado cerca, igual sales en una portada con titular tipo ‘Político acorralado por damnificados: la misa del horror’. ¿La solución? Supongo que será posar un poco lejos, con cara de mártir y asegurarse de que no haya tomates a mano. Ya lo veremos.

 

Y la guinda a este pastel llegó en Valencia. Los afectados, hastiados de tanta palabrería, organizaron una manifestación pacífica donde todos los pueblos se dirigieron unidos al centro de la capital, donde la idea era clara: unir voces contra el desastre y el desamparo.  Pero al llegar allí, aquí viene el giro maestro: ¡tienes que elegir equipo! ¿Contra Mazón o contra Pedro? Porque claro, en este país no puedes estar enfadado con todos. No, no, hay que elegir un bando, hay de dispersar al rebaño que junto puede hacer daño. Aunque hubo quien se atrevió a ser neutral. Hubo un valiente (y su novia) que se negó a jugar ese juego. Con dos carteles, uno contra Mazón y otro contra el PSOE, salieron a dar su opinión educada, sin insultos ni nada ofensivo. Qué cosa tan atrevida en estos tiempos. Por supuesto, esto no podía acabar bien. Al chico lo tuvieron que escoltar los policías nacionales, porque en esa manifestación, su cartel contra Mazón era recibido con aplausos. Pero el otro, el cartel contra el PSOE, casi le cuesta la integridad física. Para los hooligans de Pedro eso era poco menos que un sacrilegio. ¡Cómo te atreves a criticar a nuestro líder salvador! La tensión subió tanto que los sicarios de la rosa casi lo revientan. Y ahí se confirmó un viejo dicho (políticamente incorrecto, pero muy ilustrativo): “Después de puta, apaleada”.

El pobre chaval lo resumió mejor que nadie con un grito que le salió de las entrañas: “No soy de izquierdas, no soy de derechas, soy de Paiporta”. Y ahí quedó el pobre chico, como un símbolo de lo absurdo porque ser neutral en un país obsesionado con los bandos es más peligroso que ser extremista.

En resumen, entre los tres diputados del Congreso, la misa convertida en un desfile de realmente no quiero, pero tengo que ir, y las manifestaciones donde te obligan a elegir tu enemigo, el panorama es desolador. Mientras tanto, los afectados por la DANA siguen esperando algo más que flashes y promesas vacías. Quizás (¿por qué no?) un cuarto paquete de medidas llegue antes que el primero. Eso sí, que lo anuncien bien en televisión, no sea que alguien piense que los políticos no están haciendo nada. Aunque, sinceramente, no nos engañemos: lo único que están haciendo es turnarse para tirarse el barro y esquivar los tomates.

Y por si hay algún género de dudas, ENTERAROS, NO SOY DE IZQUIERDAS NI SOY DE DERECHAS, ¡¡¡¡¡SOY DE ESPAÑA!!!!

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