La Emancipación en España: Misión Imposible sin Padrinos, Lotería o si no te Llamas Cayetano Goldsmith de la Moraleja

Aquí me tenéis, una mujer rozando los 50, en la flor de mi madurez, con una hipoteca que ya está bien muerta y enterrada (¡qué alivio, por Dios!). Pero no os preocupéis, que no vengo a restregar mi victoria hipotecaria. Al contrario, estoy aquí para solidarizarme con vosotros, pobres almas jóvenes que intentáis independizaros en un país donde eso es más difícil que ganar el Euromillón. ¿Independencia económica? ¿Vivir solo? ¡Ja! ¿Pero qué te crees, que esto es Noruega?

Vamos a recapitular: el joven español medio tiene un trabajo precario (cuando lo tiene, porque con el paro juvenil que tenemos es como encontrar un unicornio con gafas de sol), trabajan 40 horas a la semana por un sueldo que apenas les da para un cartón de leche y un bono de transporte, porque eso de tener coche también es como aspirar a vivir en una villa en Marbella. Pero claro, con eso tienen que enfrentarse al mercado inmobiliario, que está más caro que el caviar iraní. ¿Quieres alquilar un piso? Perfecto. Primero necesitas un contrato fijo, (¿eh?, ¿eso qué es? Creo que le oí algo de eso a mi abuelo). Luego el casero les pide el sueldo de seis meses, tres órganos vitales, un aval bancario, y probablemente después haga una ouija para consultar a sus antepasados a ver si será un buen inquilino. Y, claro, no pueden alquilar nada ellos solo porque el contrato que tienen es más precario que el equilibrio de un funambulista borracho. Así que toca compartir piso con cinco almas más, como si estuvieran recreando la posguerra, pero con Wi-Fi, convirtiendo su vida en un remake de Gran Hermano. ¿Privacidad? ¿Qué es eso? Y ni te emociones con alquilar una habitación decente, porque les cuesta medio sueldo y les toca dormir en un espacio que haría que Harry Potter en el armario bajo las escaleras, se sintiera un privilegiado.

Ahora, hablemos de comprar una casa. ¡Jajajajaja! Perdón, es que solo de escribirlo me da la risa. Comprar una casa en España siendo joven es como aspirar a ser astronauta: técnicamente no es imposible, pero las probabilidades son más bien las de ganar a la lotería sin haber comprado un décimo. A menos que heredes algo (y eso si tus padres o abuelos no tienen que venderlo antes para pagarse una residencia).

Y encima, los de arriba se preguntan por qué los jóvenes no tienen hijos. ¿Perdona? Pero si no tienen ni para emanciparse, ¿cómo van a criar un bebé? ¿Van a meter al niño en la misma habitación que comparten con otros tres compañeros de piso? “Cariño, no llores tan alto, que despiertas al de la litera de abajo. Resulta que el año pasado nacieron en España unos 320.656 niños. Un descenso, para variar, porque aquí, en este circo, el espectáculo de traer hijos al mundo se está quedando sin público. Pero ¿cómo no va a bajar la natalidad si no hay ni para una triste cuna de Ikea? Eso sí, los de arriba, en sus despachos de mármol, se escandalizan: “¡Los jóvenes no tienen hijos! ¡Esto es un drama demográfico!”. Claro, porque en su mundo mágico, lleno de unicornios y sueldos de seis cifras, tener hijos es tan sencillo como pedir un café en el bar.

Pero aquí abajo, en la realidad, ¿quién va a tener hijos si emanciparse ya es un sueño húmedo? Si ni siquiera puedes pagarte una pizza, ¿vas a pagarte pañales? Por eso ahora casi la mitad de las mamás tienen más de 35 años. Las  extranjeras son las únicas que aún traen la valentía y las ganas de formar familia. Y, mientras tanto, algunos siguen con su retórica de “los españoles no tienen hijos porque son egoístas y prefieren tener perros”. Sí, claro, egoístas porque necesitan pagar la luz y la calefacción mientras buscan una estabilidad.

La realidad es que en España ser joven es como jugar al Tetris en modo experto: que a primera vista parece sencillo pero los hándicaps se van sucediendo y al final el juego te aplasta sin piedad.

En fin, voy a seguir disfrutando de mi pisito pagado y de mi independencia, mandando fuerza y paciencia a las nuevas generaciones. Lo tenéis complicado, chavales, pero ánimo. Con suerte, en unos 20 o 30 años heredaréis algo. Pero quizá, por puro egoísmo, ¿no creéis que igual deberíais empezar a implicaros más en cómo va el país?, porque si estáis esperando a que los de mi edad lo arreglemos... mejor llevad una silla cómoda, que la espera va para largo.

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