"La Bendita Necesidad de la Guerra Eterna"

Ah, las guerras. Ese fenómeno tan "natural" como el respirar. ¿Qué sería de este pobre y desamparado planeta sin al menos un par de conflictos armados hirviendo en algún rincón remoto? Es que, de verdad, ¿alguien ha pensado en lo aburrida que sería la humanidad si no hubiera misiles cruzando el cielo y ejércitos desfilando con estruendo en nombre de causas, ideales, o simplemente un capricho geopolítico?

Para algunos, las guerras son mucho más que un desastre humanitario; son un motor, un estilo de vida. Imaginen a los magnates de la industria armamentística y sus selectos inversores. ¿Qué harían si no pudieran seguir vendiendo armamento con la misma pasión con la que se venden smartphones? Pobre John, el director general de Explosivos & Co., tendría que conformarse con una vida de retiro dorado en vez de planificar su próximo golpe maestro en el mercado negro internacional. ¡Qué tragedia!

Y luego están los "estrategas geopolíticos". Esos genios que ven mapas no como el resto de los mortales, sino como tableros del Risk donde las piezas no son más que países llenos de gente insignificante. ¿Refugiados? ¿Niños sin hogar? Bah, detalles. Lo importante es la estabilidad de las esferas de influencia. Si un territorio es útil, se lucha por él; si no, se deja que arda para mantener a otros ocupados. Es una estrategia brillante, de verdad, porque cuando la población empieza a quejarse de sus propias miserias, siempre puedes distraerlos con un "¡mira allá, los bárbaros vienen a por nosotros!".

Y, claro, no olvidemos a los medios. Ah, esos valientes guardianes de la información que convierten cada conflicto en un espectáculo de luces y sombras, con música épica y planos dramáticos de tanques avanzando. Sin guerras, ¿qué sería de los titulares sensacionalistas? ¿De los debates televisivos donde expertos pagados nos explican por qué matar gente en un continente lejano es "necesario" para nuestra libertad? ¡Por favor, sin conflictos armados, las cadenas perderían audiencia y nadie podría vender super contratos para tu smartphone durante las pausas comerciales!

¿Y qué decir de las economías? ¡La guerra es un motor económico espectacular! Lo que se invierte en tanques, drones y balas bien podría destinarse a escuelas, hospitales o energías limpias, pero, seamos sinceros, eso no genera tanta adrenalina. Además, ¿cómo mantendrían los países "desarrollados" su supremacía si no pudieran utilizar las guerras para recordar al resto del mundo quién manda? El caos es bueno para los negocios. Y para los imperios.

¿La gente? Oh, bueno, esa masa de seres humanos comunes que pierde sus hogares, sus familias, o sus vidas. Para los titiriteros de las guerras, esa gente es como el césped bajo los elefantes que luchan: algo que se pisa. Siempre habrá más. Un refugiado hoy, un obrero mañana. Además, ¡nadie nos ha demostrado que la compasión haga subir las acciones en Wall Street!

Así que brindemos, por los incansables promotores de la guerra. Esos héroes anónimos que, con su indiferencia a la miseria humana y su insaciable avaricia, aseguran que el mundo nunca esté demasiado tranquilo. Después de todo, la paz es para los débiles.

Chinchín

Comentarios

  1. Mientras el poder sea un deseo, la guerra será una herramienta y la paz un pretexto.

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  2. Muchas gracias por tu precioso y acertado comentario ;)

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  3. Te he descubierto hoy en "cifras y letras". Me ha encantado tu habilidad con las letras. Si no recuerdo mal, has conseguido formar dos palabras de diez letras o han sido tres?

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